Educación Financiera para Generar Bienestar Familiar

La educación financiera es uno de los grandes temas pendientes en la enseñanza básica, media y superior de los colegios santandereanos; de hecho, debería ser obligatoria, pues todas las personas, sin importar su ocupación u oficio, estarán enfrentadas durante su vida a manejar dinero que puede provenir de diversas fuentes como: el salario o los ingresos por llevar a cabo actividades de forma independiente.

Ahora bien, sea cual sea nuestra fuente de sustento, saber administrar el dinero de forma adecuada se convierte en una tarea fundamental. Para tener unas finanzas sanas, partiremos de un principio básico muy sencillo: no debemos gastar más dinero del que ganamos. A primera vista, esta regla parecería lógica y simple, sin embargo, el día a día está compuesto por múltiples factores que nos pueden llevar a incumplirla.

Aunque podríamos decir que el ser humano es racional, la verdad es que muchas de las decisiones que tomamos se basan en impulsos o emociones que pueden ponernos en aprietos financieros capaces de robar nuestra tranquilidad. 

Con el propósito de prevenir tal situación y lograr unas finanzas personales y familiares sólidas, que nos ayuden a afrontar los desafíos del diario vivir y a estar preparados para imprevistos, es vital conocer los tres pilares de la educación financiera y ponerlos en práctica desde este momento: el presupuesto, el ahorro y el manejo adecuado del crédito.

1. El presupuesto

Es una herramienta fundamental que nos permite poner orden a nuestra situación financiera, así como las empresas manejan un presupuesto, todas las familias también deberían tener uno que les  sirva de guía y control en las cuentas del hogar, por ende, corresponde al cálculo estimado de los ingresos y los gastos que tenemos previstos.

No obstante, ¿cómo se elabora? En primer lugar, escribiremos nuestros ingresos (salario, pensión, comisiones, etc.), luego, registraremos los gastos fijos o prioritarios (arriendo, servicios públicos, alimentación o mercado, etc.); posteriormente, haremos un estimado de los gastos variables o secundarios como los paseos, las salidas a cine, los regalos, la compra de ropa, etc.; y, finalmente, registraremos los pagos que realizamos por préstamos (los créditos de consumo, el pago de tarjetas, entre otros). Todo, de forma mensual.

Nota: Al establecer nuestro presupuesto debemos incluir todos los gastos y no dejar ninguno por fuera, pues necesitamos que sea lo más cercano a la realidad posible.

Asimismo, ¿cómo sabemos cuánto dinero nos queda disponible al mes? ¡Fácil! A los ingresos les restamos los gastos (fijos, variables y por pago de préstamos). Si el resultado es positivo, significa que nuestros ingresos son mayores que nuestros gastos; pero si el resultado es negativo, los gastos son mayores que los ingresos y, por consiguiente, tendríamos que disminuirlos(comenzando por los gastos variables).

2. El ahorro

Sin duda, es uno de los hábitos más importantes para tener paz y estabilidad financiera; tanto que algunos expertos recomiendan ahorrar al menos un 10 % de nuestros ingresos, si no es posible dicho porcentaje, podemos iniciar con uno menor, con el propósito de ir generando, poco a poco, este hábito en nuestras vidas que, de igual manera, nos prepara ante los imprevistos y nos puede ayudar a cumplir metas o a realizar inversiones.

3. Manejo adecuado del crédito

Es muy importante a la hora de solicitar créditos, evaluar primero nuestra capacidad de pago mensual, ya que así sabremos qué deudas son cumplibles; en ese momento, el presupuesto puede convertirse en nuestro mayor aliado, ¿por qué? Porque es el que indica de cuánto disponemos al final del mes.

Además, evitemos los reportes negativos en las centrales de riesgo, dado que estas registran nuestro comportamiento de pago en créditos con bancos, cooperativas, planes de telefonía celular, etc.; y, por lo tanto, si no son positivos  debido a pagos en mora es posible que nos nieguen nuevas solicitudes de crédito. Ahora, si por el contrario, tenemos buenos hábitos de pago incrementarán las oportunidades de acceder a créditos con mejores tasas de interés.

Nota: En este punto, una alternativa para ahorrar dinero es buscar todas las opciones de tasas de interés y compararlas. 

Por último, si contamos con tarjetas de crédito, es importante darles un uso responsable para no endeudarnos más allá de lo que podemos pagar.

Definitivamente, la educación financiera es un apoyo en la estabilidad y el bienestar de los hogares, es por ello que dominar los pilares básicos mencionados permite no solo un manejo consciente y efectivo del dinero, sino que, a su vez, garantiza un futuro más seguro y tranquilo para quienes amamos.

¡Y no lo olvidemos! Es esencial promover la educación financiera en nuestras familias, como una estrategia básica indispensable, pues de ella depende la construcción de un futuro más próspero y equitativo.

Luis Carlos Plata Martínez,
Economista, Magister en Administración.
Jefe de Crédito y Cobranza, Comfenalco Santander.

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